El Grupo Interagencial de Género (GIG), en nombre del Sistema de Naciones Unidas en América Latina y el Caribe, conmemora el Día Internacional de la Mujer destacando el tema elegido para este año: “Las mujeres en un mundo laboral cambiante: hacia un planeta 50-50 en 2030”.
Este año, la 61ª sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de Naciones Unidas (CSW61), que tendrá lugar del 13 al 24 de marzo en Nueva York, también examinará este asunto como tema prioritario. La CSW es el principal órgano intergubernamental dedicado a la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer a nivel mundial.
En preparación a la CSW61, las ministras y máximas autoridades de género de América Latina y el Caribe se dieron cita en Panamá del 6 al 8 de febrero para celebrar una consulta regional bajo el coauspicio del Instituto Nacional de las Mujeres de Panamá (INAMU), el Instituto Nacional de las Mujeres del Uruguay (INMUJERES) y ONU Mujeres.
En este encuentro de alto nivel, al que también acudieron y contribuyeron unas 100 representantes del movimiento de mujeres de la región, se adoptó la “Declaración de Panamá” como posición común y estrategia regional de cara a la CSW61, la cual se estructura en torno a cuatro pilares que orientarán los esfuerzos de los Estados para promover la igualdad de género en el ámbito económico:
1. Contribuir para que las políticas macroeconómicas promuevan el empoderamiento económico de las mujeres y redistribuyan recursos para la igualdad de género.
2. Colaborar para superar las barreras estructurales de acceso de las mujeres al trabajo decente y a la formación para el mundo de trabajo, y la persistencia de discriminaciones en el mercado laboral.
3. Generalizar el acceso de las mujeres a la protección social.
4. Reconocer, reducir y redistribuir el trabajo de cuidados no remunerado, y regular el trabajo de cuidados remunerado.
En todas partes el mundo del trabajo está en transformación, con implicaciones significativas para las mujeres. Por un lado, la globalización y la revolución digital y tecnológica crean nuevas oportunidades, al mismo tiempo que la creciente informalidad en el trabajo, la inestabilidad en las fuentes de ingreso, la creciente movilidad humana por diferentes causas, las nuevas políticas fiscales y comerciales y los retos ambientales asociados con la contaminación o el impacto del cambio climático, entre otros, ejercen un papel decisivo en el empoderamiento económico de las mujeres.
A pesar de algunos avances, los datos demuestran que las desigualdades de género persisten en la región: los hombres ganan en promedio 19% más que las mujeres en América Latina y el 55% de los empleos de las mujeres está en la economía informal.
En 2015, la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) colocó la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en una posición central de la Agenda 2030. El cumplimiento de estos objetivos pasa necesariamente por realizar el pleno potencial de las mujeres en el plano económico y laboral. La adopción de los ODS representa un hito fundamental para la promoción y protección de los derechos humanos de las mujeres, donde es de la máxima importancia tener en cuenta la intersección de las discriminaciones que afectan a las mujeres, particularmente, migrantes, jóvenes, indígenas y afroamericanas, con diversidad funcional o aquellas que viven con VIH.
La división sexual del trabajo y los estereotipos que las mujeres enfrentan comienzan desde temprana edad y, en este sentido, el desarrollo resultará sostenible solo si se afrontan los obstáculos tangibles e intangibles que impiden el progreso de la mitad de la población. Llegar a un Planeta 50-50 requiere llevar a la práctica el fundamento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que es “no dejar a nadie atrás”. Para la región, empoderar económicamente a las mujeres abre una posibilidad real de revertir el actual escenario de desaceleración, a la par que mejorar la condición laboral precaria de las mujeres: según estimaciones, superar la brecha de género en el mercado laboral de América Latina aumentaría el PIB per cápita en 14 puntos porcentuales.
En el Día Internacional de la Mujer, y ante un entorno económico desafiante en América Latina y el Caribe, las agencias del sistema de Naciones Unidas reafirmamos que no es posible reactivar las economías de forma perdurable y sostenible si la mitad de su fuerza productiva permanece en empleos mal remunerados, precarios y de baja calidad, bajo condiciones ambientales de trabajo inadecuadas, con acceso limitado a la titularidad de la tierra, a los recursos naturales, al derecho a la vivienda y a los servicios básicos, sin acceso a la toma de decisiones y asumiendo la carga del trabajo doméstico y de cuidado sin remuneración. Sólo superando este cuadro, se podrán construir economías más justas y sostenibles que beneficien por igual a la sociedad en su conjunto: mujeres, hombres y personas con identidad sexual o de género diversa. Esta es una tarea a la que todas y todos estamos llamados a unirnos.
Este comunicado está siendo impulsado por ONU Mujeres y apoyado por PNUD, UNFPA, UNICEF, PMA, OACNUDH, PNUMA, ONUSIDA, ACNUR, UNESCO, UNV, ONU-Habitat, OIT, OIM, y UNISDR.